sábado, 7 de abril de 2012

¿Manipulación o enseñanza?

Érase una vez un grupo de jóvenes a los que se les intentó enseñar el concepto de autocracia gracias al empeño y dedicación de un profesor, pero lo que empezó siendo un experimento didáctico...acabó en tragedia. Hoy voy a hablar sobre una película, La ola. Siempre había oído recomendaciones al respecto hasta el día que por fin la vi y corroboro las buenas críticas sobre el filme. Tranquilos que no les desgranaré el contenido, pero sí los valores y enseñanzas que yo he sacado después de verla. No tiene desperdicio si todo lo que aquí trato lo llevamos al momento actual, a nuestra vida cotidiana y a nuestro entorno. Animo a todo aquel que después de leer esto no haya visto la película, a que lo haga. Si por el contrario ya lo ha hecho, yo volvería a leer el cuento...

En primer lugar, un líder con capacidades de liderazgo puede llegar a la manipulación de la gente, a la admiración e incluso a la radicalización de la cultura y desembocar en la locura. A través de lo psicológico se puede conseguir fácilmente cualquier propósito de una comunidad, ya que individualmente se les da un valor, importancia y voz a alguien que a lo mejor antes no la tenía. Nuestra sociedad se define por el individualismo. ¿Es la necesidad de sobresalir de la multitud lo que hace que un experimento como La ola sea posible?


La libertad de cátedra garantiza que un profesor pueda elegir los medios pedagógicos y los materiales didácticos para el desempeño de su labor, sin que la dirección del centro o los poderes públicos puedan obligarle a ejecutar procedimientos o a defender ideas que él no considere adecuados. Pero, ¿en este caso habría que haber puesto medidas del algún tipo para evitar lo que ocurrió?


Del mismo modo, la libertad de cátedra no puede ser absoluta, debe garantizarse únicamente dentro de unos límites legales y éticos. Por otra parte la libertad de expresión consiste en el derecho a opinar libremente nuestras ideas en cualquier medio de comunicación o a través de otros procedimientos, sin que éstas puedan ser censuradas. La realidad es que sí que existen restricciones. Se trata de evitar un mal social o la vulneración de los derechos de los demás. Por lo tanto, la libertad de expresión no puede justificar una defensa que incite a la violencia o a la discriminación.

Esta película plasma los peligros a los que puede llevar la fascinación por un líder. El "hombre- masa", se encuentra cautivado por el “halo” que desprende, como si de una hipnotización se tratase. Provoca sin querer la rebeldía juvenil de lo que antes empezó siendo la unidad, la amistad, la lealtad, la confianza… Esta fascinación “peligrosa” podría cambiar hasta la más probada de las democracias en dictadura. La manipulación de masas podemos verla no muy lejos de donde estemos leyendo esto; encendiendo la televisión o mirando en Internet vemos cómo políticos y personalidades intentan apoyarse en todos los medios que estén a su alcance, todo desde el interés. De esta forma, esta película resulta totalmente didáctica, digna de planteamiento social.

No es ficción, es un hecho que en realidad ocurrió en 1967.  La autocracia es el elemento central de este experimento que durante cinco días demostró a unos alumnos la dimensión de este sistema, tras el empeño de un profesor en hacerlo real. Tan real que jamás el tutor creyó que se llegarían a tales extremos.


Muchas veces creemos los alumnos que para un buen aprendizaje teórico hace falta saber llevarlo a la práctica, sobretodo si lo miramos desde el punto de vista de la carrera que estudiamos. Un profesor debe conocer los límites, debe intentar que sus alumnos conozcan y aprendan los conceptos, pero para ello debe tener las bases y herramientas correspondientes para hacer un uso adecuado. El profesor de La ola, Rainer Wegner, ansiaba dirigir un proyecto como tal y vivía intensamente el que sus alumnos entendieran la realidad de un sistema que ellos desconocían, pero olvidó que al hacer vivir esa situación a los chicos, la teoría y la práctica se le escaparían de las manos.

Era muy simple y a la vez atractivo de entender con elementos como el espíritu de grupo, ideales comunes, ayuda mutua, uniformes y demás símbolos que les harían diferentes a los demás. Pero lo que comienza siendo algo divertido de llevar a cabo por los alumnos, acaba en tragedia.

El sentimiento de comunidad se va convirtiendo en un movimiento real: La ola, ya es una realidad, un grupo unido. Los jóvenes se entusiasman, mejoran su autoestima, superan sus diferencias raciales y sociales, se implican en el diseño de lemas y logos, y hasta adoptan un uniforme común, compuesto por pantalón vaquero azul y camisa blanca.

Pero a medida que el proyecto avanza, algunos alumnos deciden quedarse en el camino e incluso profesores empiezan a ver las prácticas del profesor como excesivas. Llegado un momento se decide parar con La ola porque los jóvenes han llegado hasta la violencia, pero es demasiado tarde, ya es imparable.




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