El cuento de hoy es el más especial que os podía contar
Érase una vez una joven llamada Laura que a sus 25 años sólo pensaba en comerse el mundo. Vivía la vida disfrutando de cada segundo, de cada instante, de cada momento…
Lo más importante para Laura era su familia, le encantaba
reunirse con todos en los cumpleaños o en Navidad, pero lo cierto es que
cualquier excusa era buena para juntarse con ellos. Siempre cariñosa, sonriente
y graciosa intentaba que todos los que estaban a su alrededor se divirtieran.
Su casa era pura felicidad, ella aportaba esa chispa que todo
hogar necesita. Para ella, su abuela era su referente, su madre su debilidad,
sus hermanas eran más que eso, eran como amigas y su sobrina era parte de su
ilusión de una nueva etapa que comenzaba.
Pero que comenzaba, porque se quedó sólo en eso, no la
dejaron intentarlo. No la dejaron continuar con sus ilusiones, con la nueva
vida que quería empezar, ni continuar al lado de las mujeres de su vida.
Lejos de ser un cuento, es una realidad. Es fácil pensar que
hablo de alguien que conozco de toda la vida, de alguien con la que he pasado
momentos inolvidables, como si de una amiga se tratara, pero no. No me dejaron
conocerla, el destino no nos cruzó en vida y el desgraciado final de este ‘cuento’
ha hecho que sepa quién es Laura del Hoyo.
Hacía calor, era 5 de agosto y Laura después de echarse un
rato la siesta, cogió su bolso y con ese salero que ella tenía le dijo a su
madre que había quedado con su amiga Marina para tomar algo. Acababa de llegar
de Valencia, había estado viviendo allí y había decidido reinstalarse en su
casa de Cuenca para empezar de cero e intentar ser peluquera, su sueño. Ese
momento fue el último en el que María, la madre, vió a su hija pequeña.
Laura bajó de su casa, cogió su coche y fue a recoger a
Marina. Juntas fueron a casa del exnovio de Marina para recoger unas cosas que
se había dejado después de varios años de convivencia juntos.
Marina Okarynska era ucraniana y la mejor amiga de Laura. Se
acababa de casar con un chico que conocía de toda la vida en su país de origen.
País al que llegó huyendo de algo, o de alguien. Antes de casarse Marina había
mantenido una relación de varios años con Sergio Morate, un chico de una familia
acomodada de Cuenca, famosa por su tienda de muebles. Pero esa relación algo tormentosa
acabó meses atrás y Marina que acababa de regresar a Cuenca para pasar unos
días, creyó que ya era momento para recoger su ropa olvidada en la vivienda. Pero
fue mala idea.
Nada más se supo de las dos jóvenes hasta ese instante. Una
semana después aparecieron sus cuerpos en una pista forestal de Palomera, a
diez kilómetros de la capital conquense. Todos los dedos apuntaban a Sergio
Morate como autor de los hechos, pero no dedicaré ni una línea más a hablar de
esta persona ni de su entorno.
Nadie sabe el motivo real por el que Marina, a pesar de saber
cómo era su expareja, de saber cómo se había comportado con ella, de la
obsesión que sentía por ella y de la agresividad que tenía, quiso regresar a
ese piso. Lo que si sabía es que no quería hacerlo sola porque tenía miedo. Pero
entonces, ¿tan importante era lo que tenía que recoger como para poner en
peligro no solo su vida sino también la de su querida amiga? Cuando finalice el
secreto de sumario todas estas preguntas
se contestarán, todos los interrogantes en torno al caso se resolverán y
sobretodo, todas las dudas de los familiares se aclararán.
Pero esta publicación empezó hablando de una joven especial
y así quiero que termine, como un homenaje a la memoria de Laura, con las
únicas líneas que escribiré sobre este caso a pesar de que podría escribir un
libro con todo lo que ha ocurrido y todo lo que he vivido como periodista,
profesión que una vez escogí ser. Pero a veces conectas con alguien sin saber
por qué y eso es lo que me ha ocurrido, quizá porque soy una persona sensible,
novata, empática y cariñosa, como Laura. Pero gracias a eso he conocido a
personas maravillosas, he pasado momentos duros, días muy largos fuera de casa
y llantos en una triste habitación de hotel. Con lo que me quedo, es con lo de
personas maravillosas.
La vida me ha permitido encontrarme con una familia noble y
buena que no se merecía nada de lo que les ha ocurrido. Esa es la familia Del
Hoyo Chamón. Desde el primer momento, a pesar del estado de sus vidas, me
cogieron el teléfono a cualquier hora, me respondieron a mis pesados mensajes,
me abrieron las puertas de su casa, me enseñaron la ciudad, me invitaron a
comer y cenar sin merecerlo y sobretodo, me abrieron sus corazones. Tengo tanto
que agradecerles que cualquier cosa que hiciera o dijera se quedaría corta. Por
un momento se me olvidó qué hacía allí, me sentí una más, como si llevara años
con ellos y ese fuera mi día a día.
· Gracias a Luis Javier Chamón, primo de Laura, por esa fuerza
en los primeros momentos y por atender a los medios.
· Gracias a Ana, de Mesón Jose, por ser la primera que confió en mí y sobretodo por llevarme hasta ellos. Y también a Jose, porsupuesto.
· Gracias a Ana, de Mesón Jose, por ser la primera que confió en mí y sobretodo por llevarme hasta ellos. Y también a Jose, porsupuesto.
· Gracias a Cristina, hermana de Laura, por estar siempre con una
sonrisa a pesar de todo lo que estabas pasando. Por ser tan risueña, por las
tardes juntas que pasamos y todo lo que has creído en mí. A Sonia también para que remonte, para que luche.
· Gracias a Paco, marido de Cristina, por ser el pilar básico
de ellas. Por dejar tu desconfianza a un lado, confiar en mí, y apostar por mí.
A tí, te debo tanto…
· Gracias a María, la abuela de Laura, por permitirme entrar
en la casa de su hija y sentarme junto a ella en el sofá y escuchar mis
palabras de consuelo, si es que se puede consolar algo así.
· Y gracias a María Chamón, madre de Laura del Hoyo. Porque
conocerte ha sido como cuando te enamoras de alguien de un flechazo. Porque eso
fue lo que tuvimos nosotras, hubo algo que nos unió sin saber por qué. Me
llevaste contigo y me atendiste siempre que quise. Porque contigo me sentí familia
y porque una vez más has confiado en mí como desde el primer momento y hoy has
dado un paso grande para levantarte, ser fuerte y luchar, que es lo que toca.
De nada sirve rendirse, y tú, ya estás de pie. Yo seguiré tus pasos siempre que
me lo permitas.
No tengo palabras, me cuesta contener la emoción por la
rabia, la injusticia, y el dolor que siento por vosotros, y sobretodo por
Laura, una chica con la que aparte de compartir edad comparto otras muchas más cosas,
y una fiel amiga de la que nunca me voy a olvidar. Intentaré hacer justicia
allá donde vaya por ti y por tu preciosa familia.

aun recuerdo cuando conoci a laura , fuimos juntos a clase en la autoescula , yo soy de madrid y quedaba con ella ese tiempo en cuenca que me sacaba el carnet alla en el 2008 , estuve hasta hace poco en contacto con ella , cuando me entere de la noticia se me caian las lagrimas , porque era una bellisima niña y persona . Que descanse el paz y espero que su familia tire para delante.
ResponderEliminarun abrazo fuerte , guillermo.